Crónicas Pendientes LA FOTÓNICA VII En ocasiones, la particularidad del “pasillo peatonal” Morelos en el centro de la ciudad de Monterrey; ofrece en todo momento, esta especie de muestrario o vitrina, una representación de zoológico abierto y viviente, donde todas las especies habitan, lloran, gritan, evaden a las otras tantas especies, algún día tirita, sufren, sienten, todas mueren; allí van, siempre sobrepasando la demasiada basura, la demasiada contaminación, la demasiada agonía del tráfico embotellado a casi cualquier hora por el corazón de esta sultana. Cae la noche, domingo de repechaje, festejo de las madres municipales, canta Tanía Libertad en la Plaza Zaragoza, se cierran las vías de alrededor de la zona sur de la Macroplaza, y aún así, el atasco sucede por la arteria de Zuazua, apresuran todos para poder llegar al festejo, porque no podría nadie perderse el momento en el que salga Susana Zavaleta y de pronto las luces del palacio municipal se saturen de oro y arpas, visibilizar algunos sueños eró de los adolescentes quincuagenarios que alcanzas a ver entre el público, pero allí saldrá, ordenando pasiones y apetencias; así que todos apuran a llegar, a llegar o salir de allí, y digo salir para encontrarse con esos 90 minutos que separan a los Tigres de la Autónoma de Nuevo León de la “Fiesta Grande”. Entre la modernización cultural y/o básica cultura que de pronto encuentras tras y frente a las vías del primer cuadro (ojo, que hablo de cultura, que al final todo lo es, ya habrá tiempo de hablar del arte que al final, hoy y agraciadamente en todas partes hay) avanzas entre las escalinatas del Hotel Monterrey, encuentras la cultura popular entre los payasos que destacan acorralados y ensalzados de personas que aún rondan hasta estas horas a final de la semana, la bocina que arrecia del Panadero con el Pan, a quien veo por primera vez, parado frente al Edificio del Banco Mercantil, atrae con propio impulso a más de uno que desea callar con este ruido, el hambre antes de llegar a casa, allí me adentro hasta esta parte del pasillo de Morelos (Es de este lugar del que hablo) con todas las transformaciones y metamorfosis que recuerdo. ContinúaEnFacebook
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