Sientes que hay gente que te falla continuamente o que está en deuda contigo. Y te hundes en la frustración porque piensas que tu actuarías de otra manera. Pero cada uno da lo que es, lo que su corazón, su inteligencia y su esencia le permiten darte. Ni más, ni menos. El dolor siempre te transforma. Puede hacerte más duro y cerrado hacia los demás; o puede volverte más compasivo y empático. A veces parece que ni siquiera puedes elegir qué hacer ni cómo seguir. Pero llega un momento en el que debes decidir: eres víctima o eres guía?
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