La Biblia enseña que Dios exige la pureza sexual de Su pueblo. "Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios" (1 Tes. 4:3-5). Esta expresión de la voluntad de Dios es necesaria de aprender por muchos de los hombres cristianos. Muchos no han aprendido a amar a su esposa de una manera pura y honorable. Vienen al lecho de matrimonio con la misma lujuria apasionada que caracteriza a los impíos. Pero aquí Pablo nos enseña que los cristianos deben distinguirse en como aman, y no sólo en quien aman. — Douglas Wilson [Reformando el Matrimonio, p.93]
You've added this content to your favorites.
Post your comment
Load More