Por la Mariana de 16 años que era uña bebé iniciando una carrera profesional, sin tener idea de todo lo que le esperaba. Por la Mariana de 18 años, que, unos cuantos golpes después, dudó y se preguntó si quizá esa carrera no sería para ella. Por la Mariana de 20 años, que lloraba por las noches, preguntándose si algún día sería capaz de lograrlo. Por la Mariana de 21 años, que fue capaz de trabajar y terminar una ingeniería al tiempo, y que al llegar la noche repetía una y otra vez “no soy capaz de mas”. Déjame decirte, fuiste capaz, fuiste capaz aún cuando todas las fuerzas dentro de ti solo te pedían que te rindieras, fuiste capaz, y se que aún no te lo crees, pero lo hiciste, y lo seguirás haciendo, porque nada te queda grande; nada me queda grande. Hoy más que nunca, me amo y me admiro, por ser capaz de poco a poco construirme la vida que siempre he soñado.
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