Supongo que el dolor de la despedida termina siendo proporcional al dolor de sostener lo que siempre supiste que no iba a ningún lado. Y vamos por la vida, caminando con la carga insostenible de hacerlo tu, de exigirte a ti, de "una vez nada más y ya", "no pasa nada, esto no podrá conmigo", y termina pudiendo porque le cedemos el poder y después toca enfrentar la realidad de un corazón roto, porque no supimos detenernos a tiempo. Y capaz y piensen en "él", y le pongan rostro y hasta nombre, pero "él" puede ser cualquier cosa que hoy no vemos, pero que está ahí entorpeciéndonos. Entonces toca decir BASTA. Enviar el mensaje, hacer la llamada, escribir el correo, botar las cartas, quemar los recuerdos, borrar las fotos, llorar un ratico, drenarlo todo. Que curiosa la vida, que para crecer hay que renunciar. Ann.❤
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