En la Alemania del siglo XVIII, la sangre menstrual de las mujeres no se desperdiciaba, se añadía como afrodisíaco en comidas y bebidas. — Un repugnante afrodisíaco que gozó de estima en la Europa medieval y renacentista fue la sangre menstrual. Frazier, en su libro “La cocina afrodisíaca” (s. xiii), refiere al respecto el siguiente comentario del obispo Burdrad de Worms: «¿Has hecho ya aquello que algunas mujeres acostumbran hacer? Guardan su sangre menstrual y la mezclan en los alimentos y la bebida que les sirven a sus esposos con objeto de que éstos las quieran con más ardor». — Tres siglos después, Agripa de Nettesheim, el médico y cabalista alemán que fue historiógrafo de Carlos I de España, refería en su obra De occulta philosophia las numerosas y contradictorias propiedades de la sangre menstrual, desde su capacidad de agriar productos nuevos, esterilizar cultivos, destruir enjambres de abejas y volver rabiosos a los perros, hasta curar la epilepsia, las fiebres tercianas y cuartanas, y detener incendios, torbellinas y tormentas. — ¿Qué tal? — #HoySeQue #Datos #Cuiosidades
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