Pasan los días, las noches, se hace interminable la espera. Y de pronto, cuando menos lo esperas todo funciona, las cosas que venías haciendo hace mucho tiempo, dan resultados. Son conexiones de oro. Una acción conecta con otra, hasta producirse una red interminable de cabos atados. Y aparecen las oportunidades, y la espera que te agobiaba ahora no parece tanto tiempo, porque en realidad, en comparación con lo nuevo que está por empezar, no fue mucho. Ahora es que empieza lo mejor. Y estás frente a lo que siempre quisiste, lo tienes ahí delante, lo puedes tocar y el sueño se convierte en tu realidad. Cada error, cada etapa, cada cuesta arriba, ahora tiene sentido. Estás más preparada, creciste desde lo más pequeño y ahora estás en lo más grande. Porque así se siente llegar a la cima. Respirar profundo, pensar en lo que viviste para llegar ahí y sentirte orgullosa de la mujer que siempre has sido y que ahora ves, esa que nunca se dió por vencida. Te abrazas. Te tienes a ti. No renunciaste... Todos tus procesos te han traído hasta aquí. Y nena... Nadie llega a la cima, sin escalar primero❤️ . . Paso a paso, vas a llegar.
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