CARTA A UN HERMANO... Hoy es un día de esos en que la melancolía vino a visitarme. Amanecí con los sentimientos revueltos y el corazón hecho un desastre. Hace unos días soñé que como regalo de cumpleaños había ido de sorpresa a visitarte y nos dimos un abrazo tan fuerte que nos reconfortamos el uno al otro esas heridas que tenemos latentes desde que se fue nuestra madre. Le di tantas gracias a Dios por tenerte cerca, fuí tan feliz mientras duró. Pero entonces desperté del sueño y entendí que sigues estando lejos, que a pesar de que te llevo en mi alma y sueño con tus abrazos en realidad no puedo abrazarte. No sé si te lo he dicho lo suficiente pero Te Amo de una forma que no sabría explicar. Desde que llegaste a mi vida sentí la necesidad de cuidarte y protegerte de todo. Contigo aprendí a ser hermano mayor, aunque solo nos llevemos dos años, contigo aprendí a amar más de lo normal y seguramente así comenzó mi amor desmedido hacia los demás. Quisiera poder tenerte más cerca y recuerdo aquellas veces que discutíamos y pensaba en lo contrario. Pero la verdad es que nunca lo deseé realmente, porque siempre supe que mi vida jamás sería la misma si no podía compartirla junto a ti. Hemos tenido momentos de diferencias muy marcadas, tú por ser tan desatado y yo por ser tan enrollado. Pero hay algo tan parecido en nosotros que nos une tanto, y es que esa herencia que nos dejó nuestra madre de tener un corazón tan noble, grande y mal herido a veces, esa herencia no la comparto con nadie más. Sé que en ocasiones te aturdí, pero eso fué lo que aprendí cuando me enseñaron que debía cuidarte y protegerte de todo mal. Sin embargo, no supe expresar muchas veces la forma de decirte cuánto te amaba. No sé si te lo he dicho lo suficiente pero te amo y te extraño, ahora regreso a menudo en mi mente hacia aquellos días de nuestra niñez, cuando jugabamos juntos aburridos encerrados en el apartamento, nuestro hogar, ese que ya hace tiempo no existe. Ahora solo me queda conformarme con abrazarte en un sueño, así como a mi mamá. Solo puedo hacerte (por ahora) una videollamada en horas de almuerzo (que seguramente ella guía desde el cielo) y deseo que llegue el día que volvamos
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