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15/100. Alicia. Sola. Siempre había estado sola. Supongo que todos lo han estado en algún momento, aún rodeados de muchas personas. Pero, hay dos tipos de soledad, o al menos así lo concibo. La primera, es la soledad de "calma" y la segunda, es la soledad de "ausencia". La primera me gusta, incluso la disfruto y me es necesaria. Necesito estar sola, es mi estado de calma y sosiego ideal. Eventualmente, me agobio por estar rodeada de muchas personas y me urge retirarme y estar conmigo misma. Me gusta escuchar música a solas, me gusta ver pelis y escribir estado sola. Me gusta caminar e ir viendo el cielo en soledad. Me gusta mucho leer sola. Me gusta comer sola y mirar las estrellas junto a la luna, en soledad. Solo así puedo pensar con libertad, imaginar sin condiciones y poner en orden mis ideas. Solo así puedo escucharme en voz alta y crear. Es en medio de esa soledad cuando me conozco, me descubro, me encuentro. Sin embargo, llegado un punto de mi vida, la segunda definición de soledad cobró vida dentro de mi y aunque me gusta estar sola, no me apetece vivir con una "ausencia". Pero, ¿ausencia de quién? La ausencia suele sentirse cuando alguien ya no está, pero en mi caso él nunca estuvo. ¿Cómo puede extrañarse a alguien que no conoces? Que nunca has visto. Que ni sabes si existe. O peor, que conoces pero que nunca estuvo ni estará. Bendita manía de sentir ausencias. Bendita manía de necesitar a quien llene un corazón con pintas de impenetrable. Pero si algo bueno sé, es que no estoy sola en esto de estar "sola". A mi alrededor hay muchas que sienten lo mismo. No se trata de una historia, o quizá sí, lo que sé es que aún no ha terminado. #100historiasbyann #the100daysproject

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