Hay dos tipos de mochilas en Venezuela, ambas cargadas de sueños. Quizá una más ambiciosa que otra No sé cuál duele más. Si la que parte, aunque suene egoísta o la que está aquí oliendo a miseria Estos bolsos no siempre los llevan niños y casi nunca están así de limpios Cuando se los veo a alguien, siempre busco detallar los ojos. Es una manía que me caracteriza, me gusta leer miradas En esas personas hay una tristeza profunda o una risa inocente, la preocupación de solo vivir el día a día Venezuela tiene tiene dos mochilas, dos realidades.
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