Solía tener miedo de lo que los demás pensaban sobre mí, solía ser una chica débil, solía caminar con la cabeza baja tratando que nadie me notara, solía evitar que la gente hablara de mi. Pero nunca pude evitarlo, desde pequeña siempre fui la niña que llamaba la atención con su simple presencia, esto dejó de molestarme y aprendí a sacarle provecho, aprendí a ayudar a otros, a hacer escuchar mi voz en muchos rincones, a ser un ejemplo (aún trabajo en ello) y sobre todo aprendí a ser una líder. Las personas creen que un líder es una persona odiosa, engreida y detestable, cuando en realidad el tener la oportunidad de seguir a una y encontrar apoyo en él es maravilloso (yo también sigo a alguien). Dejemos los prejuicios por las personas a un lado, conozcámonos, crezcamos juntos y sobre todo apoyémonos.
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