Disfruté como el club reconstruía aquella formula de Cruyff cuando era un niño y Stoichkov con Jose Mari, Amor y Romario me dieron impulso. Crecí soñando con el fútbol de los holandeses blaugranas que inspiraban al lado Rivaldo, Luis Enrique, Abelardo y Sergi; aguanté y sufrí con aquella caída del equipo a principios del milenio donde ni Román, Bonano o Christanval tenían la culpa. Viví el renacimiento de la esperanza con la llegada de Ronaldinho y la nueva era, y así disfruté la máxima exponencia de fútbol en su historia con el equipo del Pep donde Iniesta, Xavi y Messi llevaron el escudo a todos los rincones del mundo y seguí soñando, y hasta este hoy que las cosas vienen duras no podría dejar de simpatizar por este equipo.
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